Adquirir un coche de ocasión se convierte en la mejor alternativa para disfrutar de las prestaciones de un vehículo ahorrando algo de presupuesto. Una decisión acertada que, no obstante, también engloba ciertos trámites y no excluye el pago de impuestos (aunque existen situaciones en las que el pago quedaría exento). Los dos tipos de impuestos a pagar son los siguientes:

Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP): es el impuesto más común y está ligado a las transacciones de compraventas de vehículos entre particulares. Esta tasa debe pagarla el comprador y consiste en un 4% y un 8% del valor total del coche en función de la comunidad autónoma en la que se realice la gestión. 

Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA): este famoso impuesto también engloba los coches de segunda mano y es aplicable cuando realizamos la compra del vehículo en una empresa. El IVA representa el 21% de la compra de un coche de segunda mano y está exento del anteriormente mencionado ITP. 

Estos dos impuestos no se aplican a la vez a un mismo comprador, ya que el ITP se aplica al ámbito de compraventa entre particulares, mientras que el IVA pertenece a la venta por parte de una empresa, ya sea sociedad o de un empresario autónomo.